Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://alexiagjyj447971.shoutmyblog.com/37438824/el-momento-en-que-zidane-perdió-la-calma